Resumen:
- La enfermedad empieza por la forma en que nos alimentamos día a día. Esto puede empezar con dolores y luego tornarse en enfermedades crónicas. Por esto es necesario que tomemos la casa como un centro de salud a la hora de alimentarnos.
- Remplaza la sal refinada. Consume sal marina sin refinar o sal de roca (rosada del himalaya).
- Elimina el azúcar refinada de tu vida. Puedes remplazarla usando panela, miel de abeja o aceite de coco. Lo ideal es que uses la menor cantidad de endulcorantes.
- Remplazar harinas. No hay un remplazo ideal, pero es necesario que los elimines porque son alimentos dañinos y muy inflamatorios. Se puede utilizar papa, verde, yuca, pasta de arroz, pasta de maíz o de quinoa para consumirlos como carbohidratos en pocas cantidades.
- Eliminar los lacteos. Esta nos hace daño porque tiene 3 componentes inflamatorios que son la caseina, globulina y la lactosa. Consumir esto nos va a desarrollar problemas digestivos, irritaciones, alergias o problemas respiratorios. Se puede remplazar con leche de almendras, de coco o de arroz. Recordemos que la leche no es un requerimiento nutricional.
- Eliminar los aceites refinados como los de canola, girasol, maiz o de soya. Estos al ser muy refinados y procesados son muy inflamatorios y puede producir una mayor tendencia a desarrollar hígado grasos, enfermedades cardiovascular y cáncer. Por esto debes usar grasas buenas, sanas, originales, como lo son el aceite de coco, mantequilla clarificada (ghee) o aceite de oliva para lo que necesites usar.